Mis retoños son muy distintos.Ambos buenas personas, como dijo Machado:"en el buen sentido de la palabra,bueno".
Buenos, si, porculeros también...y a veces, un espejo de mi misma.
Hoy, mientras comíamos, mi hijo menor ha dicho una frase que yo repetí mil veces a mi madre.Sabido es que las madres nos dedicamos a justificar, a intentar explicar, a dulcificar...cuando aparece un conflicto entre el que se queja y otra persona.Eso hacía mi madre cuando yo me quejaba,sobretodo, de comportamiento de mi padre conmigo.Mi madre venga a justificar,venga a dar la barila...todo menos decirme "tienes razón".Eso es lo que yo quería,lo único.No le pedía que cambiara a mi padre, ni que intercediera por mi(bueno, a veces si, pero eso es otro tema).Sólo quería oir esa frase mágica:"Tienes razón".
Pues eso,estábamos el mozo y yo comiendo y él, que suele ser gruñón por naturaleza, se estaba quejando de algo que yo sabía que ,ciertamente, debía haberle molestado.Y yo venga a hacer lo que antaño hacía mi madre,y él venga a rebatir...hasta que ,desarmada, le he preguntado,"vale, ¿qué quieres que yo haga?".Su respuesta me ha dejado de piedra, porque me he visto a mi diciéndola:"qué tengo razón, mama, no quiero que me digas nada más que que tengo razón, con eso me basta".
Igual que yo, tan igual como si me estuviera viendo en un espejo.
Y es que las madres tenemos tendencia a querer arreglarlo todo tanto, que nos olvidamos de ser humildes y aceptar que ante según qué argumentos, lo único válido es dar la razón a aquel que la tiene.
Y luego, retirarnos a un lado y dejarle resolver las cosas como mejor quiera y sepa.