No me refiero a las vacaciones, o no únicamente.Cierto que esos tres hipotéticos meses que tenemos los docentes, y que al final se han quedado en poco más de 30 días, pasan en un suspiro, pero el tiempo tan corto al que me refiero es ese que cuando se está pasando parece que no va a acabar de pasar nunca.El tiempo de crianza.
Primero fue un embarazo que no llegaba nunca, luego el volver a empezar tras un microaborto que me dejó un miedo perenne durante los dos embarazos que siguieron,después un embarazo de fábula que no gozé por miedo a la pérdida...y así me vi un bebé de película en brazos, tras una cesárea que no viví como una "estafa"ni como un fallo mio por no parir como toca,sino como una manera de venir a la vida tan válida como cualquier otra...
Y tras ese bebé, que era un santo varón, que dormía toda la noche del tirón y comía de maravilla, llegó el segundo, que no dormía tan bien y comía mucho peor.
Tras ellos, llegaron los horarios marcados, las papillas, los cambios de pañales, los viajes arriba y abajo, lleva a la escuela, trae, vuelve a llevar ...así durante 15 años en total, como 15 aprox. fueron los años de findes de fútbol.
Llantinas y desacuerdos, alegrías y tristezas, fotos y recuerdos, veranos de bungalow, apartamento y hotel, pies que crecen,ropa que se queda pequeña...y la primera vez que el pequeño te dice "¿mamá donde vas?," cuando en la puerta de casa ve que pretendes acompañarle al instituto, él con sus doce tacos, y sin otro pequeño detrás, te acaba de expulsar, sin anestesia ni zarandajas, del mundo de las madres de escolares...a partir de aquí,la cosa ya se pone seria.Empieza la adolescencia,Empiezan las noches de fiesta, empiezan a ser mayores, o a creer que lo son...
Este verano el pequeño aún ha venido con nosotras a Àmsterdam, pero no ha querido venir ni a Cambrils ni a Narbonne, y el mayor ya va por libre, con novia, desde hace dos veranos.
Es definitivo.Son hombres, y cómo hombres han de vivir.Ya soy una madre de hombres, y la nostalgia me come,aunque tener tiempo libre, la casa impoluta cuando el mayor está en casa de su novia y el pequeño se ha ido un par de dias con sus amigotes, y comer y cenar a la hora que te dé la real gana tampoco está nada mal...
"Sindrome del nido vacío", se llama eso...y yo, que soy tan previsora como agonías, lo vivo por adelantado, no fos cas. Porque al pequeñajo de 20 años aún le queda un poco para dejar el nido...o eso espero.Y el mayor aún no tiene nido propio con su novia, y van rodando, ambos, de casa de mamá de la novia a casa de la mamá de novio(mucho menos,jolin!!!)...
Total que hállome, en mi línea, jodiéndome a mi misma en lugar de disfrutar el tiempo de tregua hasta que los nietos me/nos tengan en vela alguna o muchas noches, nos exigan atención plena y nos devuelvan a ratos perdidos a la vorágine de la crianza... eso si, no a full-time.
Extrañamente, no tengo ni prisa ni ganas de ser abuela, incluso la palabra me produce cierto repelús...¡seguiremos informando!
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