domingo, 3 de marzo de 2013

El futbol y yo ...

La Bella Durmiente no pudo escapar a su destino...la muy gilipollas, le esconden todas las ruecas y no para hasta encontrar una para pincharse y así estar sobando hasta que un principe igual de tonto la despierta con  un beso...
Pero no es de besos ni de principes de lo que quiero hablar, y menos aún de gilipollas, que para eso ya tengo mi otro blog, "títeres sin cabeza".Yo también, cómo la Bella Durmiente, estaba predestinada a compartir mi vida con las pelotas,con muuuuchas pelotas.Primero como madre de varones, y después, como     espectadora de partidos y partidos y  más partidos de fútbol.Muchos partidos de fútbol.Casi cada fín de semana,desde que mi hijo mayor tenía unos 9 años, edad en la que decidió que lo suyo no era el basquet, sino el noble deporte nacional.
Mi hijo pequeño, que iba de acompañante a los entrenos de su hermano, decidió que también quería joder emplear sus fines de semana en dar patadas a un balón y a las espinillas de todo contrario que se le pusiese por delante, que por si alguien aún no lo sabía, es lo que hacen todos los practicantes de futbol del mundo mundial.Y a sus seis años empezó su carrera futbolística. Total que yo,que me cagaba en todo cada vez que mi padre se ponia a ver el futbol por la TV, yo que cuando me soñaba madre me veía de la mano de una niña ,no con tutú pero si desafecta al deporte rey,tuve a bien poner en el mundo a dos fieras futboleras que me llevan de campo en campo...y que dure.
Y cómo muy bien dice la canción de "Pedro Navaja": "si naciste pa martillo, del cielo te caen los clavos",con lo dificil que es que a una mujer le entusiasme el futbol, yo escogí como pareja a una que se traga hasta los partidos de tercera que dan los sábados por la tarde...
Vamos que sin gustarme el fútbol, he devenido en una hooligan que grita como una tarada viendo los partidos, que se levanta a las siete muchos sábados y algún que otro domingo, y que se estudia el google maps para no perderse por esos campos de Dios.
Otra locura de mamá...

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