Empezaremos el año con el principio de un refrán catalán que ilustra a la perfección lo que me pasa desde que tengo hijos...y diria que incluso desde antes:
"Quien tiene el culo alquilado no se sienta cuando quiere", dice el escatológico(o no) refrán de las narices.
Mis retoños son adultos, bastante adulto uno de ellos, el mayor, y suficientemente adulto el pequeño...pero yo, que no entendía aquello que escuchaba decir a las madres de hijos/as mayores:"Tus hijos criados, tus problemas doblados"(hoy va de refranes, qué le vamos a hacer...),he podido comprobar en mis carnes la sabiduria de la frase.
Aún recuerdo mi escepticismo ante tan palmaria frase,pensando que era una exageración más de esas madres tan dramáticas.Hostia en todos los dientes para mi, para mi escepticismo, y para mi tontería de (no) madre perfecta ...yo era de esas mujeres convencida de que mis hijos JAMÁS recibirian una mala contestación, jamás probarían mi mano en su trasero...o aún peor, en su cara,jamás me harían sacar lo peor de mi misma,jamás, jamás, jamás viviriamos en el mundo real y miserable(a mi modo de ver entonces), de la maternidad real. Dejé de ser una madre perfecta en el mismo momento que una cesárea programada puso en el mundo a una preciosidad de más de cuatro quilos y mofletes grandotes...y 30 y pico de años después, sigo siendo esa madre imperfecta que dije que nunca sería.
He hecho lo que he podido, o lo que he sabido, o lo único que en ese momento me salió de dentro.A veces pienso que si en vez de en la era analógica hubiese sido madre en plena era instagramera, estaría encerrada en un psiquiátrico...
En fín, que demasiado a menudo me planteo donde quedó aquella madre tan sumamente perfecta que quería ser, y lo que es peor, estaba convencida que sería...pero si tengo suerte y estoy en plan mujer no masoquista me respondo con una frase de las muchas que me han ayudado a lo largo de mi ya dilatada carrera como progenitora:"lo mejor es enemigo de lo bueno..."
A pesar de las hostias en todos los morros,que no sé ni como me quedan dientes,volvería a tener hijos sin dudarlo,aún sabiendo toda la incertidumbre, culpabilidad, tristeza ... que conlleva la maternidad...pero también cuanta alegria, cuanta plenitud, cuanta vida me han dado estos dos monstruitos...
¡Feliz año 2024!