domingo, 4 de octubre de 2020

La dulce vida de profe

 El día 1 de Septiembre volvimos, tras esas largas vacaciones que dicen que tenemos los profes, y más aún este año, que parece ser que eso de teletrabajar consiste en rascarse el potorro a dos manos mientras las clases se preparan solas...el día 6 de Agosto, tras un Julio de no parar, aunque eso si, teletrabajando, que es menos trabajo, el día 6 de Agosto, digo, estaba recibiendo aún mails del sacrosanto y recién estrenado equipo directivo, que a causa de haber subestimado la tarea ingente de dirigir un centro siendo novato, se encontró con la faena le salía por las orejas, más aún con el añadido de la p...pandemia de los coj... que nos tiene a todos con el alma en un hilo y en un sinvivir constante PCRs incluidos.

La última semana de Agosto ya volvía a la carga, y el día 1 de Septiembre, con más temor que ganas, volví a pisar el instituto en el que intento meter conocimientos dentro de las seseras de mi alumnado.

¿Miedo? pues si.no tengo la suerte de ser negacionista, ni bebedora de remedios milagrosos, ni de cubrirme con una escafandra a 5 metros de la persona más cercana.

Y con la vida de profe presencial llegó el primer PCR que me han hecho hasta el momento. Un profe nuevo que se contagió de su madre  y que estuvo en varias reuniones de claustro (y que continua de baja, ya que no ha tenido la suerte de ser asintomático),fue el causante de que  nos tuviésemos que someter a la puñetera pruebecita. Por suerte, todos hemos sido negativos...

Una vez pasado el primer mes , puedo decir que lo peor es el tren y las guardias infernales controlando lavabos porque hay un protocolo de actuación que incluye franjas grupales de aliviar la vejiga...y a los de guardia sólo nos falta ponernos un delantal, un rollo de papel en una mano y un plato para las monedas en la otra.

Por lo que respecta al tren, hasta yo me asusto de mi instinto asesino cuando alguien lleva la nariz fuera de la mascarilla o lleva la susodicha en la papada...y para instinto asesino el del viernes, cuando la vigilante de seguridad de la estación estaba, feliz ella, hablando por teléfono sin mascarilla mientras por megafonía sonaba el sonsonete de "recordamos que es obligatorio el uso correcto de la mascarilla"...

Y las clases...no es fácil hablar con la mascarilla puesta y a distancia, porque lo que es acercarme al alumnado, yo ni con un palo,jejeje.Pobres, con los monos que son...¡pero a distancia aún son más bonicos!

En fin, seguimos...ojalá sin demasiados sobresaltos.

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