Este verano volvimos a ir los cuatro juntos de vacaciones:¡y que dure!.a la mama loka le encanta llevar a los polluelos de vacaciones...claro que de polluelos ya tienen poco, son dos gallos que cuando se encaran, ríete tú de los deportes de riesgo...el puenting, el rafting, el parapenting...eso es minucia, pecatta minuta comparado con lo que puede significar coger un avión a horas intempestivas,aterrizar en un lugar a 14 grados centígrados cuando vienes de sudar a más 40...patearse una ciudad cuando tus caderas dicen "coge un autobús toooonta"...y sobretodo con lo que puede pasar cuando ambos gallos se miran a la cara,cabreados como monas y dispuestos a medirse las fuerzas...a hostias si hace falta...y eso pasa a la hora de cenar,en un hotel más o menos "elegante",con el peligro de que, si la lias,te inviten con toda amabilidad a liquidar la cuenta y buscarte un lugar digamos más adecuado para dar rienda suelta a los instintos violentos...por suerte, una mirada asesina y una amenaza de mama obró el milagro de conseguir que los dos gallos bajaran la cresta, volvieran a sentarse y la cena transcurriese más o menos en paz...con dos mujeres hablando con una despreocupación más falsa que un duro de chocolate, y el corazón en un ay temiendo que la tregua frágil se fuese a tomar por saco y tener que dormir, al fin, en medio del parque aledaño a nuestro hotel, como cuatro homeless cualquiera...
Y el resto de los dias...andando así como con pies de plomo,para evitar nuevos estallidos...
A pesar de todo, fueron unas buenas vacaciones.Mi trocanteritis se puso en pie de guerra y llegué a temer por mi capacidad de andar,mis pies se rebelaron a tuti plen,mi corazón amenazó con taquicardias varias ante la testosterona imperante... y aún así gané dos quilos...¡Londres bien merece 30.000 pasos diarios!Y en eso mis gallos también están de acuerdo,lo cual ya es algo.
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