A mamá loka no le han gustado nunca las discotecas,ni las fiestas ruidosas,ni los sonidos fuertes...por eso no se explica su querencia a soltar gritos que superarían,seguro,los decibelios de cualquier disco para sordos profundos.
Saber que tal inclinación es compartida por la mayoría de madres de mi entorno no me libera de la sensación de asombro, de incredulidad y por que no decirlo, de culpabilidad cuando mi voz deviene en rugido hipopótamico, en taladra-oídos, en alarido desaforado...
Debe haber madres zen,madres que no gritan NUNCA cuando sus retoños y retoñas luchan por agotarles la paciencia,madres que siempre hablan con voz tranquila y calmada...pero mayormente en mi entorno abundan las que como yo, rugen órdenes, amenazas y (horror!)improperios ante una situación que las desborda.
Ejemplo:esta mañana, hijo de una cierta edad,sobre los veinte,pongamos, que aún ronca a una hora avanzadita de la mañana."Son vacaciones" es su frase-mantra.Mamá que mira a ver si está el mando de la play en su sitio,después de que ayer el hijo de una cierta edad se lo llevase a casa de un amigo para jugar, jurando y perjurando que lo traería de vuelta con él.,para que su hermano pudiese "viciarse" un rato, cómo él mismo dice,al volver de la academia por la mañana.El mando no está en sitio,ergo,no volvió,o en el mejor de los casos debe estar sepultado bajo la montaña de ropa que hay en el escritorio de la habitación del hijo de una cierta edad."Nene, ¿donde está el mando?""En casa de Tal",es su lacónica respuesta...y para qué más.Aqui ya empiezo a gritar mientras el hijo de una cierta edad me cabrea aún más diciéndome " no grites", que, cómo todo el mundo sabe, es la mejor manera de incitar a gritar más todavía a una madre pasada de vueltas y cabreada como una mona...
Total, que unos cuantos gritos después, el hijo de una cierta edad sale de casa con un cierto cabreo,rumbo a casa de Tal a buscar el mando dichoso...seguramente tardará la tira de rato...y se ganará unos cuantos rugidos más.
Si es que ya decía yo que antes de ser madre hubiese tenido que hacer un máster de yoga, relajación, zen ... para saber decir las cosas sin gritar...
(P.D:Lo de dejarse el o los mandos de la play en casa de algun Tal no es nuevo.Sucede CADA VEZ que el hijo de una cierta edad se los lleva con cualquier excusa.Tiempo medio hasta que los devuelve:entre 3 días y un par de semanas.Si a eso le sumamos 3 móviles perdidos en 5 meses,no sé cuantos juegos de llaves extraviados y otras lindezas, no sé yo si todas las estrategias zen del mundo valdrían para algo)